Hace un par de años realice mi tesis de Magister en Antropología sobre el parto en casa en Chile, luego publique un artículo que daba cuenta sobre la combinación de conocimientos y saberes en torno al parto en casa.
Les quisiera compartir parte de este artículo
Panorama del Parto en Casa
El parto y nacimiento, eventos fisiológicos similares en la mayoría de los mamíferos, incluyendo el ser humano, son también procesos marcados por la cultura, donde lo social, económico, político y religioso ha determinado las normas en que estos ocurren y han definido las prácticas y rituales en torno a ellos (Kitzinger, 2015). La antropóloga Brigitte Jordan y más tarde la antropóloga Sheila Kitzinger señalan que ciertas circunstancias del parto y el nacimiento, tales como el territorio, los participantes, la toma de decisiones, las intervenciones y la tecnología que se utiliza dependen en cierto modo del lugar donde ocurra el parto y del modelo de atención de parto que predomine (Jordan, 1993; Kitzinger, 2015). Es así como se plantea que, en el parto en casa, la mujer estará en un territorio conocido, donde los participantes serán principalmente la mujer y su familia, las intervenciones y tecnologías serán usadas de forma racional y la toma de decisiones es compartida (Davis-Floyd, 2009).
El lugar del parto en Chile, así como en varios países del mundo, ha cambiado en el último siglo, la historiadora María Soledad Zárate describe en su libro Dar a Luz en Chile, siglo XIX (2008), el tránsito del parto asistido en casa por partera a la institucionalización de este y el camino a la asistencia profesional liderado por hombres obstetras que formaron a las matronas profesionales que serían quienes estarían a cargo de la atención del parto y nacimiento. Este cambio tuvo varias consecuencias, entre ellas la reducción de la tasa de mortalidad materna-neonatal, situación que también fue consecuencia de otros hechos importantes que ocurrieron en la época, tales como el uso de alcantarillados y agua potable, aparición de antibióticos, mejoras en la atención prenatal y alimentación (Zárate, 2008).
La situación mundial del parto en casa se diferencia según el acceso económico, existiendo dos polos opuestos. Por un lado, están los partos en casa sin asistencia o con asistencia precaria, debido a condiciones sociales, culturales y económicas, en los cuales las mujeres no tienen la opción de elegir otro lugar para el parto y la morbimortalidad materna y perinatal es elevada (África subsahariana y algunos países de Asia meridional) (OMS, 2015); por otro lado, encontramos aquellos países donde la política pública institucionaliza el parto y su asistencia profesional y, además, existen casas de partos y asistencia de parto en casa, ambas alternativas dentro de las coberturas nacionales de salud. En este sentido, en países desarrollados como Holanda, Reino Unido, Países Bajos, Nueva Zelanda, Canadá, Australia, Estados Unidos, España, Italia y Francia, entre otros, existen casas de partos, atención profesional del parto en casa, en algunos con sistema de pago particular y en otros financiados por el Estado (Ortega et al., 2017).
En países en vías de desarrollo de América Latina también existen algunas opciones: México, Brasil, Ecuador, Bolivia, Perú y Argentina tienen casas de partos y/o asistencia de parto en casa financiado de forma particular y algunas con matices de partería tradicional. Desde el punto de vista legal, a nivel internacional, aún existen países en donde parir en casa es ilegal. Con respecto a esto, es importante señalar que en el año 2010 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso Ternosky contra Hungría, consideró que la legislación húngara discriminaba a las mujeres que deseaban parir en el hogar en comparación con las que tenían sus partos en el hospital, estableciendo conforme al artículo 8 de la Convención que el concepto de «vida privada» incluye el derecho a respetar la decisión relativa a convertirse o no en madre y, en consecuencia, el «derecho de la mujer a elegir las circunstancias que rodean al parto» (Harman & Wakeford, 2011: 44m52s). En este enfoque de derecho se han pronunciado otras organizaciones internacionales como la ICM (International Confederation of Midwives), señalando que una mujer tiene derecho a un parto en casa como una opción válida y segura, tomando una decisión informada con el apoyo de una matrona/ón e insta a los gobiernos a revisar la literatura científica y trabajar para un sistema de atención a la maternidad que incluya esta opción(International Confederation of Midwives, 2017). Así mismo, aunque el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos considera que los hospitales y centros de nacimiento acreditados son más seguros para el nacimiento, señala que cada mujer tiene el derecho de tomar una decisión informada sobre el lugar del parto (ACOG, 2020).Actualmente, la mayoría de los partos en Chile tienen lugar en una institución de salud y con asistencia profesional; en el año 2016 el 99,6 % fueron institucionalizados y con asistencia profesional (DEIS, 2018). El modelo de atención de parto que se intenta implementar a través de las políticas públicas correspondería al modelo humanista que plantea Davis Floyd, en nuestro país llamado «Modelo Personalizado del Parto y Nacimiento» (Davis-Floyd, 2009; Chile Crece Contigo, 2018). Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, el modelo tecnocrático o intervencionista en el parto sigue siendo predominante en la mayoría de las instituciones de salud, reflejado en el gran porcentaje de cesáreas que se practican actualmente: 49,3 % a nivel nacional (Sadler & Leiva, 2016).
A la vez, las intervenciones en las mujeres con gestaciones fisiológicas alcanzan un 93 %, lo que incluye aceleración oxitócica, anestesia epidural y rotura artificial de membranas (Binfa, 2013). Asimismo, los resultados de la primera «Encuesta sobre nacimientos en Chile», realizada por el Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO) en el año 2017, con más de 11 mil participantes (mayoritariamente chilenas y de la región Metropolitana) que tuvieron sus partos entre 1970 y 2017, da cuenta de que existen problemas de comunicación con el personal de salud y un gran número de intervenciones innecesarias en el parto y nacimiento (Sadler et al., 2017). La atención del parto en casa en Chile correspondería a menos del 1 %, situación que iría en aumento según lo señalado por las matronas de la Asociación Gremial Maternas Chile, quienes asisten el parto en casa en nuestro país (A. G. Maternas Chile, 2017). Siendo la recomendación de la OMS que la mujer sana puede tener su parto en el lugar donde se sienta más segura y esté más cerca de su entorno, sea este en su casa, casa de parto o en un hospital de alta complejidad, considerando la atención de un personal calificado (OMS, 1996).
Desde el punto de vista legal, el Código Sanitario de Chile en su artículo 117, señala que las matronas pueden asistir la gestación, parto y puerperio y al recién nacido fisiológico sin especificar cuál debe ser el lugar (Ministerio de Salud, 1968). A su vez, el Registro Civil entrega comprobantes de parto a las matronas que asisten en domicilio para que puedan certificar su atención (Registro Civil, 2015). Las prestaciones de salud realizadas en casa por matronas/es no presentan una cobertura económica por el Fondo Nacional de Salud, y en forma parcial, según el plan, en el Sistema Privado de Salud, teniendo así algunas desigualdades económicas en relación con el acceso, situación que se ha intentado resolver por las matronas que asisten partos en casa a través de tarifas diferenciadas según nivel socioeconómico (A. G. Maternas Chile, 2018).
El parto en casa no ha estado exento de controversias y diferencias de opinión, al igual como ocurre en el resto del mundo. En Chile actualmente la presidenta nacional del Colegio de Matronas/es ha señalado en varias oportunidades no estar de acuerdo con esta atención. La Sociedad de Obstetras y Ginecólogos también ha emitido declaraciones similares, señalándose que «el parto en casa es de riesgo y no es recomendable, ya que ante una emergencia obstétrica cada minuto es valioso, y un traslado tardío a un centro asistencial puede llegar a ser fatal» (A. G. Colegio de matronas y matrones, 2020: párrafo 4).
Por otra parte, existen matronas que se han organizado, formando en el año 2013 la A. G. Maternas Chile, desde donde avalan esta práctica, considerando que las mujeres tienen derecho a elegir cómo, dónde y con quién parir, y que si se toman las medidas correspondientes, siguiendo las recomendaciones internacionales del parto en casa, tales como que la mujer sea sana y tenga una gestación fisiológica, el domicilio esté a 20 minutos de un centro asistencial, asistencia de un profesional capacitado y con experiencia y plan b establecido en caso de traslado, la seguridad y el riesgo del parto y nacimiento serían los mismos que en una institución de salud (A. G. Maternas Chile, 2017; Asociación Catalana de Llevadoras, 2018; NICE, 2017).La investigación internacional en relación con la temática del parto en casa se ha centrado en determinar la seguridad y el riesgo que conllevaría para la mujer y el recién nacido parir y nacer en casa. En el planteamiento y resultados de estas investigaciones, ha influido el país donde se obtienen estos datos y el estamento profesional que se encargade la asistencia del parto (médicos o matronas/parteras), existiendo algunas diferencias importantes en los resultados (Ortega et al., 2017). Otro enfoque de investigación y discusión ha sido el campo de las ciencias sociales, donde a través de disciplinas como la Antropología se han investigado vivencias, experiencias y percepciones de las mujeres y profesionales que viven este tipo de parto. En Chile, la investigación está en una fase inicial, existiendo estudios desde la formación de pregrado de algunas disciplinas de la salud y ciencias sociales que describen relatos de las mujeres, parejas y matronas que están relacionados con el parto y nacimiento en casa (Labra, Bernal y Barrera, 2012; Reischman, Risi, y Serrano, 2014). Se agrega a esta discusión desde la disciplina de la Antropología social, concluyendo que la decisión de tener y atender un parto en casa busca principalmente recuperar el protagonismo de la mujer, su pareja y el bebé que nace en el marco de un «territorio» que garantiza su autonomía (Ramírez, 2015). Por ello en este trabajo nos planteamos dar respuesta a la pregunta: ¿cómo se configuran los conocimientos y saberes, según las mujeres y matronas que viven este proceso?
Conclusiones
En la atención del parto en casa se combinan los conocimientos y saberes; por un lado, los conocimientos de la biomedicina y de otras medicinas alternativas y/o complementarias, así como, por el otro, saberes de la partería tradicional y saberes y conocimientos de las mujeres que deciden parir en casa. El concepto de «saber parir» se asocia a conocimientos ancestrales y a la fisiología del proceso, así como también la intuición de las matronas y mujeres pasa a ser un «conocimiento autorizado» en la atención del parto en casa.
El parto en casa contemporáneo se transforma en una oportunidad de rescatar esa sabiduría ancestral del parto, el «saber parir», los saberes de la partería tradicional, así como también la tecnología y el conocimiento científico. Volver a confiar en el cuerpo de las mujeres y respetar su relación con la naturaleza como una oportunidad para permitir que el parto pueda transcurrir en sus tiempos naturales. A la vez, recuperar la autonomía del quehacer de la matrona/ón acercando la profesión a un modelo holístico de salud y aportando al desarrollo de una matronería posmoderna.
A modo de conclusión, visibilizar las experiencias del parto en casa, las voces de las mujeres, matronas y mi propia voz como investigadora pretende incidir en las políticas públicas nacionales para que se considere dentro de las coberturas sociales de salud la atención del parto en casa planificado y con asistencia profesional. Todo ello con el fin de que poder parir en casa sea una realidad para muchas mujeres en nuestro país y una oportunidad de transformación y renacimientopara las matronas que quieran acompañar partos en casa.
Referencias
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